19 sept 2008



Manejo agronómico del cultivo de lulo

En la región subtropical húmeda andina, de donde es originaria, la especie Solanum quitoense Lam, produce un fruto comestible conocido como Lulo de Castilla, Naranjillo, Naranjilla, Toronja, Berenjena de olor y Chipiguaba. Ubicada taxonómicamente en la extensa familia Solanaceae, con más de 2.700 especies, de las cuales se conocen 27 --pertenecientes a siete géneros-- que tienen valor hortofrutícola en las regiones tropicales de América, Africa, Asia y Oceanía.Por su atractivo sabor agridulce, su apariencia, su facilidad de cultivo en las condiciones requeridas, su producción continua y sus buenos rendimientos, el cultivo se ha difundido a lo largo de Sur y Centroamérica, desde Chile hasta México. En Colombia el cultivo de lulo se encuentra ampliamente distribuido en varias regiones. Según cifras del Ministerio de la Agricultura y Desarrollo Rural en 1998, el área cosechada fue de 4.868 hectáreas en 20 departamentos, de los cuales los más representativos se muestra en el cuadro No. 1.
Cuadro No. 1


Fuente: Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
El rendimiento promedio anual oscila entre 3.63 ton/ha en Casanare y 12 ton/ha en La Guajira, con un valor promedio nacional de 7.03 ton/ha. En el Eje Cafetero, sólo se encontraba, en 1999, el 1.7% del área total nacional en producción, con rendimientos cercanos al promedio nacional. En contraste con esa situación, se destacan las escasas 12 hectáreas en Chocó y en la Guajira que producen los mayores rendimientos, 11.5 ton/ha y 12 ton/ha, respectivamente, lo que hace pensar en la existencia de cultivos tecnificados o en las mejores condiciones agroecológicas para esta especie en las mencionadas zonas.El rendimiento y la calidad del fruto no sólo están íntimamente relacionados con las condiciones ecológicas en que se encuentra el cultivo, sino también con el manejo agronómico aplicado y la variedad cultivada. A pesar de presentar el género alta diversidad genética, la variabilidad dentro de la especie es poco conocida y los resultados del mejoramiento genético son escasos.La variedad Septentrionale R.E. Schultes y Cuatr., llamada lulo de perro, presenta espinas en ramas, tallo, peciolo y nervadura. Otra especie también cultivada, Solanum topiro H. & B. (S. Sessiliflorum Dun), conocida como tupirú o lulo grande, se diferencia de la anterior porque tiene un crecimiento arbustivo, bien ramificado, tallo suculento, sin espinas y porque la planta esta cubierta de pelos ferruginosos.La segunda generación (F2) del híbrido Solanum hirtum X Solanum quitoense, conocido como lulo La Selva, fue el resultado del mejoramiento genético realizado por Corpoica Regional 4. A diferencia del lulo de Castilla, puede ser cultivado a plena exposición solar, con un ciclo productivo de tres años, rendimiento potencial de 52 ton/ha y resistente al ataque de los nemátodos. El fruto de color amarillo uniforme, muy atractivo, con vellosidades de fácil desprendimiento, es más dulce y aromático que el lulo de Castilla.El uso de patrones permite la propagación clonal de selecciones de alto rendimiento, resistentes a plagas y enfermedades y de frutos de mayor calidad. Si bien es cierto que los organismos superiores del reino vegetal pueden adaptarse a muy diversas condiciones, cada especie tiene su preferencia ecológica, en la cual evolucionó y, por tanto, en la que expresa su máximo potencial de crecimiento y desarrollo.Si queremos alcanzar altos rendimientos y frutos de la mejor calidad, debemos respetar estas preferencias que, en el caso que nos ocupa, son temperaturas entre 16 y 22 0C, altitud entre 1300 a 2300 m.s.n.m., pluviometría de 1500 a 2000 mm/año bien distribuida, suelos ricos en materia orgánica, profundos, bien drenados, con pH en un rango entre 5.5 - 6.5 y de textura franca hasta franco arenoso o franco arcilloso. En estas condiciones, los rendimientos puede ser de hasta 27 ton/ha con 3.000 plantas por hectárea.El manejo que hagamos al suelo no debe disminuir su fertilidad ni alterar su textura; sólo se deben realizar aquellas labores que eviten el encharcamiento, propicien el drenaje y posibiliten el buen desarrollo de las raíces, para lograr un eficiente aprovechamiento del agua, los nutrientes y un adecuado anclaje del sistema radicular.Un satisfactorio estado nutritivo se manifiesta en producciones de alto rendimiento y calidad. El lulo, a pesar de ser una planta poco exigente de Nitrógeno, es muy susceptible a las bajas concentraciones de Boro y Magnesio. El primero influye en el transporte de azúcares y hormonas de crecimiento y, junto con el Magnesio, interviene en la formación de las paredes celulares y en la economía hídrica de la planta; por otra parte, el Magnesio es un constituyente esencial de la molécula de clorofila.La falta de cualquier elemento nutritivo, es un factor limitante para el desarrollo y el crecimiento de la planta y de sus frutos. Sin embargo, no siempre la solución es añadir fertilizantes, pues la carencia de un determinado elemento nutritivo puede tener varias causas: que el suelo tenga poca cantidad del elemento; que contenga cantidad suficiente de un elemento, pero éste se encuentre en una forma difícilmente asimilable por la planta; que los demás elementos estén presentes en cantidades tan grandes que hay una carencia relativa del elemento en particular; que la cantidad de un elemento existente en la planta impida la acción de otro elemento, y, finalmente, que algunas características físicas del suelo (sequía, encharcamiento, compactación, pH, salinidad, etc.) disminuyan la cantidad asimilable de un determinado elemento.Las deficiencias de Magnesio en lulo, que se manifiestan por clorosis intervenal en las hojas inferiores, pueden tener origen en la escasez del elemento, (principalmente en suelos de textura ligera y pH ácido), acentuándose los síntomas en épocas de lluvias; en encharcamiento, por un exceso relativo de Potasio y en la falta o el exceso de Nitrógeno. La deficiencia de Boro se manifiesta principalmente en los frutos, cuando presentan rajaduras en la unión con el peciolo, provocando su caída.

PARA UNA MAYOR INFO:

2da. PARTE MANEJO AGRONOMICO DEL LULO


Un programa de fertilización eficiente debe diseñarse con base en los resultados de los análisis de suelo y foliar. Por experiencias prácticas, en la siembra de tipo comercial se han adicionado 1 kg de gallinaza, 150 – 200 g de cal dolomita y calfos o fosforita en el hueco de plantación con 30 a 40 días de anticipación a la siembra.
La permanente poda sanitaria de tallos y hojas a partir del segundo año del cultivo se recomienda como medida profiláctica de gran utilidad contra el ataque de plagas y enfermedades que, en gran número y con mucha frecuencia, están presentes en todo el ciclo de vida, deteriorando el estado sanitario de las plantas y, por consiguiente, los rendimientos y la calidad de los frutos. Las recomendaciones para el manejo de las principales plagas se muestran en el Cuadro No. 2.




MAS SOBRE EL: Solanum quitoense Lam.
http://www.sica.gov.ec/agronegocios/Biblioteca/Convenio%20MAG%20IICA/productos/naranjilla_mag.pdf